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martes, 21 de enero de 2014

LECTURA 3. Trastorno Antisocial de la Personalidad



Hay una transgresión a la ley y de echo la disfruta, no se apegan a las normas de convicción social, son impulsivos, irresponsables, agresivos, irritables, toleran mal la frustración, explotan a otros  para obtener beneficios materiales, no les preocupa la seguridad de los demás, a pesar de todo no sienten culpa más bien lo racionalizan y culpan a otros.
Pueden ser indiferentes o dar justificaciones superficiales por haber ofendido, maltratado o robado a alguien. Hay una falta de empatía, engreimiento y encanto superficial.
Pueden tener un concepto de sí mismos arrogante, tercos, mostrar labia, encanto superficial, ser volubles y de verbo fácil. Pueden experimentar disforia, incapacidad para tolerar el aburrimiento, estado de ánimo depresivo. Este patrón también ha sido denominado psicopatía, sociopatía. Puesto que el engaño y la manipulación son características centrales del trastorno antisocial de la personalidad.
Conocen bien el sentido legal y moral (costumbres o formas de comportamiento humano)  pero no lo ponen en práctica porque lo que está alterado no es su capacidad de juicio de valores, sino de ética (parte de la filosofía que trata de la moral de los actos humanos calificándolos de buenos o malos).
Y, algo muy ligado a la ética, son los remordimientos o el sentir culpabilidad, que tampoco presentan estas personas.
Pero hay que tener en cuenta que no todas las personas con este trastorno son criminales, porque muchas se las ingenian para evitar cualquier contacto con el sistema judicial.
No se dejan influir por los demás, ni por la sociedad, teniendo un código propio de valores y no necesitan la aprobación de los demás, ni para subirle la autoestima. Son independientes y esperan que los demás lo sean también, no se preocupan mucho por los sentimientos ajenos.

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